31/3/10

EL ARTE DE LA AMISTAD (PRIMERA DE TRES)


No somos siempre nosotros el bueno,
no tienen otros la culpa de todo
la redención mata más que el veneno,
afrentas colgadas en el aire;
arrepentimientos no del corazón sino del pequeño ego....

Sigamos corriendo, sin puntos ni comas
sin abominar al mundo por sistema
como el que todo espera porque nada es suyo:

el sabotaje de las utopías,
la comprensión que llega mal y tarde
el chantaje del alma y sus radiografías....
(
El Ágora)


Por Alberto Ortega Gurza

Amigo y genio son dos de las palabras más desvirtuadas del lenguaje. Platicaba con mi vecino, cuando alguien pasó caminando, y casi sin voltear, hizo la señal de saludo con la mano. “¿Quién es?”, pregunté. “Un amigo mío, nos conocimos el martes”. En otra ocasión, me comentó: “Mi PC estaba pasmada y ¡cataplum! se apagó. No se qué hizo mi hermano, que en cinco minutos la arregló. ¡Es un genio!
Ni el primero es un amigo, ni el segundo un genio.
Un genio es un individuo dotado de IQ superior, quien posee fuerza creadora excepcional, para concebir o inventar cosas extraordinarias.
Los genios tienen un cerebro calibre Leonardo da Vinci, Miguel de Cervantes, Jaime García Serrano, Mozart, Miguel Angel Buonarroti o Aristóteles. Punto.
Un amigo tiene la sublime capacidad de extender los horizontes de la felicidad. Actúa siempre de buena voluntad, y se olvida de sí para poner los intereses del otro por delante de los propios; ejerciendo las virtudes de generosidad, constancia, tolerancia y solidaridad. Por eso dice Cicerón:
“Nunca, jamás, lastimes a un amigo; ni siquiera bromeando”.
La amistad se caracteriza por el trato frecuente; si no, finalmente, la ausencia prolongada desvanece su fuerza, dejándola en el olvido. Es preciso tener presente la frase de R.W. Emerson:
“Ve a menudo a donde está tu amigo, pues la maleza borra un sendero no recorrido”.
El secreto está en la elección
En el amor, que no está sujeto al agradecimiento, se desea inagotablemente el bien de la persona amada, como lo hace una mamá con su hijo, aun sin ser correspondida. En cambio, la amistad es esencialmente recíproca y en ella los amigos se dispensan mutua compañía, lealtad, confianza, empatía, simpatía, consideración y respeto. Nacida de la magia, la amistad es una de las cosas más difíciles del mundo para explicar; algo que no se aprende en el colegio. Pero, como dijo Muhammad Ali, “Si no has aprendido el significado de amistad, no has aprendido absolutamente nada”.
La manera de ganar el corazón son las atenciones legítimas. Nada iguala el hechizo de la amabilidad. Es preciso hacer el bien con las dos manos y convertir en obras las buenas palabras. El medio más efectivo de cultivar amigos son los favores. La amistad es tan escasa que termina siendo patrimonio valiosísimo, que precisa de cuidarse y salvarse con todas las fuerzas. Y la abundancia de “amigos” que se ha creído poseer en la universidad, en el trabajo, el gimnasio y otros cursos de la vida no es sino un espejismo, una lista de nombres que van quedando como rastro de las etapas del pasado. Así, apunta Aristóteles: “Quien es amigo de todos, no
es amigo de nadie”.
El mejor amigo, gran enemigo potencial
Aunque la buena elección de los amigos es la destreza más importante en la vida, pocos le prestan el debido interés. Las amistades definen a las personas; pues el honrado no congenia con el delictuoso, ni el banal con el virtuoso; ni el sensato con el imprudente, ni el sabio con el demente. Sin embargo, curiosamente, resulta que escritores y cineastas han dado vida a las más significativas amistades dispares. La novela dramática Of Mice and Men (De ratones y hombres), obra maestra de John Steinbeck, muestra la profundidad y naturaleza incondicional de la amistad. Quino creó la entrañable relación entre Mafalda -niñita centrada que ama a los Beatles, odia la sopa y espera la paz- y Felipe, niño tímido, mal estudiante y sin fuerza de voluntad. Con Don Quijote y Sancho Panza, Miguel de Cervantes dio a luz a la amistad más famosa de la literatura. El primer acierto para conseguir un amigo es saberlo elegir. Y una vez encontrado, es mucho lo que se necesita para saberlo conservar. “Felices los que saben vivir la amistad.” Mafalda “Los únicos amigos, para mí, son los apasionados para vivir, impetuosos para hablar, extremos para buscar la salvación, deseosos de conocerlo todo al mismo tiempo; los que jamás bostezan o abordan el tema del día. Sino que arden, arden, arden, como fabulosas velas romanas leonadas, que explotan como estrellas en el cielo.” Jack Kerouac

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