26/12/09

FALSA GUERRA DE EU CONTRA AFGANISTAN



Por William Engdahl (Red Voltaire)

Los engañosos debates oficiales sobre la cantidad de soldados que se necesita para «ganar» la guerra en Afganistán, si basta con 30 000 hombres más o si se requieran por lo menos 200 000, no son más que la cortina de humo que está sirviendo para esconder el verdadero objetivo de la presencia militar de Estados Unidos en ese estratégico país de Asia central.

Durante su campaña presidencial del año 2008, el candidato Obama afirmó incluso que es en Afganistán, no en Irak, donde Estados Unidos está obligado a hacer la guerra. ¿Por qué? Porque, según Obama, es en Afganistán donde se ha atrincherado Al Qaeda, que constituye a su vez la «verdadera» amenaza para la seguridad nacional.

Las razones de la implicación estadounidense en Afganistán son en realidad muy diferentes.
El ejército estadounidense ocupa Afganistán por 2 razones: principalmente para restablecer y controlar la principal fuente mundial de opio de los mercados internacionales de heroína y utilizar la droga como arma contra sus adversarios en el terreno de la geopolítica, especialmente contra Rusia. El control del mercado de la droga afgana es capital para garantizar la liquidez de la mafia financiera en bancarrota de Wall Street.

Geopolítica del opio afgano

Según un informe oficial de la ONU, la producción de opio afgano aumentó de forma espectacular después del derrocamiento del régimen talibán, en 2001. Los datos del Buró de Drogas y Crímenes de las Naciones Unidas demuestran que en cada una de las cuatro últimas estaciones de crecimiento (desde 2004 y hasta 2007) hubo más cultivos de adormidera que en todo un año bajo el régimen talibán. En este momento hay en Afganistán más tierra dedicada a la producción de opio que al cultivo de la coca en toda América Latina. En 2007, el 93% de los opiáceos del mercado mundial venían de Afganistán.

No son simples coincidencias. Se ha demostrado que Washington seleccionó cuidadosamente al muy controvertido Hamid Karzai, señor de la guerra de origen pashtún con una larga hoja de servicios en la CIA, especialmente traído de su exilio en Estados Unidos, a quien se le fabricó todo una leyenda hollywodense sobre su «valiente autoridad sobre su pueblo». Según fuentes afganas, Hamid Karzai es actualmente el «Padrino» del opio afgano. No por casualidad Karzai ha sido, y sigue siendo hoy en día, el preferido de Washington en Kabul. A pesar de ello, y también a pesar de la masiva compra de votos, del fraude y de la intimidación, los días de Karzai como presidente pudieran estar contados.

En momentos en que el mundo casi ni se acuerda ya del misterioso Osama Ben Laden ni de Al Qaeda –su supuesta organización terrorista–, o se pregunta incluso si tan siquiera existen, la segunda razón de la larga presencia de las fuerzas armadas de Estados Unidos en Afganistán parece más bien un pretexto para crear una fuerza militar de choque estadounidense permanente con una serie de bases aéreas permanentes en Afganistán.
El objetivo de dichas bases no es acabar con los grupos de Al Qaeda que puedan quedar aún en las cuevas de Tora Bora ni acabar con un mítico «talibán» que, según informes de testigos oculares, se compone actualmente en su mayoría de pobladores afganos comunes y corrientes que nuevamente luchan por expulsar de su tierra una fuerza ocupante, como hicieron en los años 1980 frente a los soviéticos.

Para Estados Unidos, la razón de ser sus bases afganas es mantener en la mirilla y tener la posibilidad de golpear a las dos naciones que, juntas, constituyen hoy en día la única amenaza seria para el poderío supremo de Washington o, como lo llama el Pentágono, America’s Full Spectrum Dominance (el predominio estadounidense en todos los aspectos).

La pérdida del «Mandato Celestial»

El problema de las élites* que detentan el poder en Wall Street y en Washington reside en el hecho que se encuentran hoy empantanados en la más profunda crisis financiera de toda su historia. Esa crisis es un hecho irrefutable para el mundo entero y el mundo está actuando en aras de salvarse a sí mismo. Las élites estadounidenses han perdido así lo que en la historia de la China imperial se conoce como el Mandato Celestial.
Se trata del mandato que se concedido a un soberano o a una élite reinante a condición de que dirija a su pueblo con justicia y equidad. Cuando el que gobierna lo hace de forma tiránica y como un déspota, oprimiendo al pueblo y abusando de él, se expone con ello a la pérdida del Mandato Celestial.

Si las poderosas élites de las firmas y las empresas privadas que han controlado las políticas fundamentales, financiera y exterior, durante la mayoría del tiempo, por lo menos durante el siglo pasado, tuvieron alguna vez en sus manos el mandato celestial, hoy resulta evidente que lo han perdido.

La evolución interna hacia la creación de un Estado policiaco injusto, con ciudadanos que se ven privados de sus derechos constitucionales, el ejercicio arbitrario del poder por personas que nunca obtuvieron un mandato electoral –como el ex secretario estadounidense del Tesoro Henry Paulson y el actual ocupante de ese mismo cargo Tim Geithner– y que roban miles de millones de dólares del contribuyente, sin consentimiento de éste, para sacar de la bancarrota a los principales bancos de Wall Street, bancos que se creían «demasiado grandes para hundirse», son hechos que demuestran al mundo que esas élites han perdido el «Mandato Celestial».

Ante tal situación, las élites que ejercen el poder se desesperan cada vez más por mantener su control sobre un imperio mundial de carácter parasitario que su máquina mediática falsamente llama «globalización». Y para lograr mantener su dominación resulta vital que Estados Unidos logre destruir toda forma naciente de cooperación, en el plano económico, energético o militar, entre las dos grandes potencias de Eurasia que, en teoría, pudieran representar una amenaza para el futuro control de la única superpotencia. Esas dos potencias son China y Rusia, cuya asociación Washington trata de evitar a toda costa.

Ambas potencias euroasiáticas completan el panorama con elementos esenciales. China es la economía más fuerte del mundo, con mano de obra joven y dinámica y una clase media educada. Rusia, cuya economía no se ha recuperado aún del destructivo final de la era soviética y del descarado saqueo que caracterizó la era de Yeltsin, sigue presentando sin embargo cartas esenciales para una asociación. La fuerza nuclear de Rusia y sus fuerzas armadas, aún siendo en gran parte remanentes de la guerra fría, representan en el mundo actual la única amenaza de consideración para la dominación militar estadounidense.

Las élites del ejército ruso en ningún momento han renunciado a ese potencial.
Rusia posee también el mayor tesoro del mundo en gas natural así como inmensas reservas petrolíferas, indispensables para China. Estas dos potencias convergen cada vez más a través de una nueva organización que crearon en 2001, conocida como la Organización de Cooperación de Shanghai (OCS). Además de China y Rusia, los países más extensos del Asia central –Kazajstán, Kirguiztán, Tayikistán y Uzbekistán– también forman parte de la OCS.

El objetivo que alega Washington para justificar la guerra de Estados Unidos, a la vez contra los talibanes y Al Qaeda, consiste en realidad en instalar su fuerza militar directamente en Asia central, en medio del espacio geográfico de la naciente OCS. Irán no es más que un pretexto. El blanco principal son Rusia y China.

Por supuesto, Washington afirma oficialmente que estableció su presencia militar en Afganistán desde el año 2002 para proteger la «frágil» democracia afgana. Sorprendente argumento cuando se analiza la realidad de la presencia militar estadounidense en ese país.
En diciembre de 2004, durante una visita a Kabul, el secretario de Defensa Donald Rumsfeld dio los toques finales a sus proyectos de construcción de 9 nuevas bases militares estadounidenses en Afganistán, en las provincias de Helmand, Herat, Nimruz, Balh, Khost y Paktia.

Esas 9 bases estadounidenses de nueva creación se agregan a las 3 bases militares principales ya instaladas inmediatamente después de la ocupación de Afganistán, durante el invierno de 2002, supuestamente con el fin de aislar y eliminar la amenaza terrorista de Osama Ben Laden.
Estados Unidos construyó sus 3 primeras bases militares en los aeródromos de Bagram, al norte de Kabul, su principal centro logístico militar; de Kandahar, en el sur de Afganistán; y de Shindand, en la occidental provincia de Herat. Shindand, la mayor base militar estadounidense en Afganistán, se encuentra a sólo 100 kilómetros de la frontera iraní, y a distancia de ataque si se trata de Rusia y China.

Afganistán ha estado históricamente en el centro de la gran pugna anglo-rusa, la lucha por el control del Asia central en el siglo 19 y a principios del siglo 20. La estrategia británica consistió entonces en impedir a toda costa que Rusia controlara Afganistán, lo cual hubiese representado una amenaza para la perla de la corona británica: la India.

Los estrategas del Pentágono también ven en Afganistán una posición altamente estratégica. Ese país constituye un trampolín que permitiría al poderío militar estadounidense amenazar directamente a Rusia y China, así como a Irán y a los demás países ricos productores de petróleo del Medio Oriente. En más de un siglo de guerras, las cosas no han cambiado mucho.

La situación geográfica de Afganistán como punto de confluencia entre el sur de Asia, Asia central y el Medio Oriente, es de vital importancia. Afganistán se encuentra además precisamente en el itinerario previsto para la construcción del oleoducto que debe llevar el petróleo de las zonas petrolíferas del mar Caspio hasta el océano Índico, donde la petrolera Unocal, así como Enron y la Halliburton de Cheney, estuvieron negociando los derechos exclusivos del gasoducto para conducir el gas natural de Turkmenistán a través de Afganistán y Pakistán hacia la enorme central eléctrica de gas natural de la Enron en Dabhol, cerca de Mumbai (Bombay). Ante de convertirse en presidente afgano títere de Estados Unidos, Karzai había sido cabildero de Unocal.

Al Qaeda no existe como amenaza

La verdad sobre todo este engaño alrededor del verdadero objetivo en Afganistán aparece claramente cuando se analiza más atentamente la supuesta amenaza de «Al Qaeda» en ese país. Según el autor Erik Margolis, antes de los atentados del 11 de septiembre de 2001, la inteligencia estadounidense proporcionaba asistencia y apoyo tanto a los talibanes como al propio Al Qaeda. Margolis señala que «la CIA proyectaba utilizar [la organización] Al Qaeda de Osama Ben Laden para incitar a los uigures musulmanes a rebelarse contra la dominación china y a los talibanes contra los aliados de Rusia en Asia central.»

Es evidente que Estados Unidos encontró otras vías para manipular a los uigures musulmanes contra Pekín en julio pasado, a través del apoyo estadounidense al Congreso Mundial Uigur. Pero la «amenaza» de Al Qaeda sigue siendo el principal argumento de Obama para justificar la intensificación de la guerra en Afganistán.

Sin embargo, el consejero de seguridad nacional de presidente Obama y ex general de Marines James Jones hizo una declaración, oportunamente enterrada por los amables medios de prensa estadounidenses, sobre la evaluación del peligro que actualmente representa Al Qaeda en Afganistán. Jones declaró al Congreso: «La presencia de Al Qaeda es muy reducida. La evaluación máxima es inferior a 100 ejecutores en el país, ninguna base, ninguna capacidad de lanzar ataques contra nosotros o nuestros aliados.»

Lo cual significa que Al Qaeda no existe en Afganistán. ¡Diablos! Incluso en el vecino Pakistán, lo que queda de Al Qaeda es ya prácticamente imperceptible. El Wall Street Journal señala: «Perseguidos por los aviones sin piloto estadounidenses, con problemas de dinero y con más dificultades para atraer a los jóvenes árabes a las oscuras montañas de Pakistán, Al Qaeda ve reducirse su papel allí y en Afganistán, según los informes de la Inteligencia y de los responsables pakistaníes y estadounidenses. Para los jóvenes árabes que son los principales reclutas de Al Qaeda “no resulta romántico pasar frío y hambre y tener que esconderse”, declaró un alto responsable estadounidense en el sur de Asia.»

Si entendemos bien las consecuencias lógicas de esa declaración no queda más remedio que llegar a la conclusión de que la razón por la cual los jóvenes alemanes y de otros países de la OTAN están muriendo en las montañas afganas no tienen nada que ver con «ganar la guerra contra el terrorismo». Muy oportunamente la mayoría de los medios de prensa prefieren olvidar el hecho que Al Qaeda, en la medida en que esa organización existió alguna vez, fue creada por la CIA en los años 1980.

Se dedicaba entonces a reclutar musulmanes radicales provenientes de todo el mundo islámico y a entrenarlos para la guerra contra las tropas rusas en Afganistán en el marco de una estrategia elaborada por Bill Casey, jefe de la CIA bajo la administración Reagan, entre otras, con el objetivo de crear un «nuevo Vietnam» para la Unión Soviética, lo cual debía conducir a la humillante derrota del Ejército Rojo y el derrumbe final de la Unión Soviética.

James Jones, jefe del National Security Council, reconoce ahora que no hay prácticamente nadie de Al Qaeda en Afganistán. Quizás sea un buen momento para que nuestros dirigentes políticos proporcionen una explicación más honesta sobre la verdadera razón del envío de más jóvenes a Afganistán, a morir protegiendo las cosechas de opio.

19/12/09

FELIZ NAVIDAD 2009


El futuro es espacio, espacio color de tierra, color de nube, color de agua, de aire, espacio negro para muchos sueños, espacio blanco para toda la nieve, para toda la música”. Pablo Neruda.



Antes, el tiempo entre una Navidad y otra era muy largo. En estos tiempos de velocidad de acontecimientos se suceden unas a otras las hojas del calendario que vuelan, acumulando dificultades para asimilar lo que nos pasa.
Las Navidades, con el consiguiente fin de año y sus saldos, hacen florecer nuestro apego al existencialismo, donde somos con nuestros actos los constructores de nuestro destino. Confundiendo la obra individual con el acontecer colectivo, hemos sembrado una realidad sombría, donde lo racional está ligado a la crisis, la catástrofe, el escepticismo, la espera de algo que destruya toda la tristeza que hemos construido, juntos y por separado.

¿Dónde estábamos hace un año? ¿Quiénes están y quiénes se fueron? ¿Cuántas cenizas tenemos en las manos y cuántas flores llevamos en los últimos 365 días?
De niños poníamos un zapato en el árbol para que amaneciera con dulces; el año pasado un zapato, dignificando a un pueblo invadido, voló contra la cabeza del sátrapa del imperio que dijo que llegó para salvarlos y les destruyó el país como ninguna peste y mal habían hecho a lo largo de siglos. Cerca de ahí nació Jesús de Nazaret y luego de 2009 años es peor, mucho peor, el imperio estadunidense que el romano que crucificó al Nazareno.

Hoy los templos están llenos de fariseos, como en ningún otro tiempo. Los poderes se lavan las manos, mientras ruedan cabezas y cifras que vemos lejanas, aunque sean en nuestro propio país tan plagado de falacias; falacias que cada vez desconocemos más. Cada año nos hemos acostumbrado a hacer el balance cuantificando pérdidas. Este 2009 que se va fue muy rico en ellas y hasta surgieron y transformaron movimientos políticos en nuevas religiones que no sólo anuncian, sino esperan con gozo las catástrofes. En las crisis económicas del mundo muchos han perdido, pero otros han ganado, pues la misma riqueza y su valor van de unas manos a otras, y se concentran mientras las pérdidas se expanden.

Ésta es una Navidad especial porque todos esperamos un año peor que el que se va. La “esperanza”, ese motorcito subjetivo y religioso que nos hace esperar mejorías sin hacer nada al respecto, que se piensa que nos traerá algo bueno sólo creyendo en ella, ahora está desacreditada. Se ha roto el dique y viene bajando la fuerza del despido, la bancarrota, la incertidumbre, y nada más nos queda agarrarnos de una piedra.
Los que se dicen revolucionarios han dejado de pensar en actuar y proponen resistir a la velocidad y cantidad de acontecimientos. Esto nos hará un poco cínicos el año próximo, pues todo mal tendrá una justificación y la cultura de la bancarrota se extenderá.

Dicen que el gobierno más difícil es el de uno mismo. Derrotar a nuestras propias debilidades es una frase fácil de entender, pero muy difícil de practicar en un mundo que se desorganiza y nos hace pensar y actuar espontáneamente frente a cada problema.
En esta Navidad es muy difícil enfrentarnos a reconocer errores, por lo que la mejor pomada es la soberbia para no reconocer el naufragio. Una buena dosis de acusación de nuestros problemas a otros alivia un poco el dolor, aunque al mismo tiempo lo acrecienta y amplía su espectro, frente a una realidad que nos golpea.

Estamos llenos de pérdidas: varios y varias se fueron y ya no regresarán. Lo que queda es nostalgia, vacío, ausencia y regresar a ver hacia la tierra.
El país entero que nos hemos regalado es el desastre que tapamos con cemento por todas partes y mientras tapamos un hoyo en el ánimo los sátrapas que nos gobiernan abren cien más, más grandes y escandalosos. Tanta obra superflua nos ha hecho ir perdiendo la memoria de lo que éramos y ahora buscan convertirnos en un bosque de árboles sin raíces, sostenidos por las sombras de unos y otros.

¡Qué Navidad! Con una agonía de días de administración del pesimismo, esperando las catástrofes del año próximo, sus cifras de muerte, sus investigaciones policiales, los discursos oficialistas sólo aptos para idiotas; decapitados, los nuevos escándalos, la competencia electoral en la telebasura, las llamadas de los bancos a que les pagues, el desempleo, los embotellamientos, los incendios, las inundaciones, los frentes y coaliciones, los accidentes y sus peritajes, la abundancia de mentiras y la competencia sobre quién es peor.
¿Cómo será la próxima Navidad? Ojalá nos regalemos algo distinto. MGP

15/12/09

¿QUIÉN LE TEME A CARMEN ARISTEGUI?


Lydia Cacho

Cuando Carmen Aristegui estaba terminando su magnífico libro Transición: Conversaciones y relatos de lo que se hizo y se dejó de hacer por la democracia en México, Carlos Salinas de Gortari se mostró iracundo luego de que la periodista se atreviera a sacar al aire la entrevista con Miguel de la Madrid en la cuál el clan Salinas de Gortari quedaba al desnudo. Por diversas vías llegaron mensajes de advertencia sutil para Carmen con la finalidad de que las palabras de Don Miguel no aparecieran en este libro. Yclaro que aparecen; esas y otras que revelan el verdadero discurso de hombres como López Obrador, de Luis Carlos Hugalde o Muñóz Ledo.

Aristegui es una periodista imprescindible en este país, no solamente porque las amenazas del ex presidente no la amedrentan, sino porque sabe qué y cómo preguntar haciendo que su trabajo profesional transparente las historias e intenciones de otros.

Este ultimo libro recién publicado demuestra claramente por qué sus entrevistas son capaces de poner nervioso al líder de la inescrupulosa familia Salinas. O de movilizar a Emilio Gamboa para forzar al ex presidente de la Madrid a retractarse de sus revelaciones sobre los vínculos priístas con el narcotráfico.

Su trabajo ha arrancado las máscaras a los hombres más poderosos de este país, justo porque sabe entrevistarles y está allí para que ellos se revelen. Manuel Bartlett asegura que cuando de la Madrid les invitó a conformar el gabinete no les invitaba a una fiesta sino a una tragedia. Dice también que se precisa un movimiento popular democrático y el hombre idóneo es Andrés Manuel López Obrador.

Aristegui logra que Diego Fernández de Cevallos confiese que su candidato presidencial es Peña Nieto. El secretario de educación y ex IFE Alonso Lujambio evoca a los Amigos de Fox con la frase “Ganar a como de lugar, sin importar la ley”. A Jorge Castañeda Carmen le extrae la explicación de cómo se corrompen los conductores de Televisa; así como las anécdotas de la entrada de Vázquez Mota al PAN. También el ex canciller cuenta la forma en que él mismo construyó la relación entre Elba Esther Gordillo y el presidente Fox;además narra cómo Roberto Hernández le ordenó a Fox que pusiera a Francisco Gil en Hacienda bajo la consigna foxista “Yo no me voy a meter en estos asuntos, manda Gil y lo que él diga es inapelable e irreversible”.

El conjunto de entrevistas recrea un tejido de revelaciones y análisis contextual que nos permiten entrar al terreno de la realidad narrada por sus testigos, analistas, actores y (muy pocas) actoras. Carmen entrevista de forma tan magistral que quien lee el libro entiende los discursos de los personajes y el metalenguaje de los discursos.

Termino de leer la obra de Aristegui. Observo las fotografías de Ricardo Trabulsi que acompañan a cada entrevista y descubro en ellas el alma de quienes con sus testimonios se quitan la careta (a veces sin percatarse de ello) y exponen las verdaderas entrañas de una transición democrática ante la cuál Roger Bartra asegura que “perdimos el alma, pero no hemos ganado la conciencia”.

El él encontrará las reflexiones de tipos con la cabeza muy bien amueblada como Bartra, del sable intelectual de Denise Dresser, el hartazgo honesto de Monisvais, el sorpresivo anecdotario de Krauze,el festivo cinismo de Labastida, la claridez de Juan Ramón de la Fuente y la pasión desbordada de Rosario Ibarra de Piedra entre otros.
Mi sensación luego de leerlo es que tuve el privilegio de estar sentada a la mesa durante un festín de pluralidad entre 26 personajes que por lo que hicieron, legitimaron, testificaron, dijeron o dejaron de hacer, ahora nos ayudan a entender porqué México está donde está y como está. Un libro imprescindible, buen periodismo para tiempos de incertidumbre. A cada quién le toca sacar sus propias conclusiones.

OBAMA: TRIBUTO A LA GUERRA



Lydia Cacho

Sí. Sabemos que el mundo espera demasiado de Obama, más de lo que cualquier persona puede dar en realidad. Cualquiera diría que sustituir a Bush sería más fácil.

Sí. No cabe duda de que el suplente de Bush nos hizo soñar con que la policía del mundo se miraría a si misma antes de seguir dando lata a los demás países.

No. Hoy no me gusta nada la mirada de Barak Obama, recibiendo el Premio Nobel de la PAZ y defendiendo la guerra.

11/12/09

LA INCONGRUENCIA DE BONO (U2)


¿Dónde quedó aquella banda irlandesa combativa y contestataria? Seguramente catapultada por el ego descomunal y los reflectores de un Bono que dice ser humanitario y líder activista haciendo la falacia para acabar con la pobreza en el mundo. La creatividad del grupo no está en tela de juicio sobretodo hace algunos discos, pero es evidente el glamour pueril y mercantilista en el que se mueven estos 4 músicos; sin lugar a dudas U2 es hoy por hoy más un producto comercial de usar y olvidar que una idea musical...

Bono dijo al inicio de la gira que cuando visitara países con problemas económicos iban a bajar los precios..... ¿Entonces?. Definitivamente el mostrar poco interés para asistir a sus conciertos en la Cd. de México e incluso no hacer las grandes colas y campamentos en el azteca hablarán de un público más consciente y sensible al insulto mercantilista.
Manuel G.