2/11/11

¡HASTA SIEMPRE MIGUEL RÍOS!


Ríos da mensaje antibélico en su adiós

Miguel Ríos a sus 67 años, encontró una pausa para la reflexión y dedicar un momento a los más de 50 mil muertos que ha dejado la guerra anticrimen en México.
Por Fabián Arellano

La efervescencia y energía que contagia Miguel Ríos a sus 67 años, encontró una pausa para la reflexión y dedicar un momento a los más de 50 mil muertos que ha dejado la guerra anticrimen en México. “Voy a cantar una canción que nunca he cantado en público, lo voy hacer a capela, es una oración laica, en este caso va dirigida a los promotores de otra guerra que está siendo cruenta, y que tiene unas consecuencias impredecibles para este país tan maravilloso, que no se merece más que bondades y beneficios, por los seres humanos tan maravillosos que en él habitan”.

“Quiero dedicarles un poema del granadino Luis García Montero que incluí en mi disco de 60 Aniversario, que escribió cuando se venía la guerra de Irak, cuando todo mundo estaba en contra y sus promotores insistieron en ella. Ahora quiero dedicarla a los promotores de otra guerra que mantiene a la gente de este país que tanto quiero y que ha lastimado a su gente, tan llena de alegría. Para ellos va esta oración laica”, dijo el español al recitar a capela la pieza.

"A vosotros,
que cortáis la manzana de la muerte
con el anonimato de una guerra,
os pido caridad.

Por una política
en el que jamás he creído.
Por una justicia de la que desconfío.
Por el orden de un mundo que no respeto.

Porque renunciés a vuestra estúpida guerra,
yo renuncio a mis dudas,
que son parte de mí
como la luz amarga
es parte del otoño.

Y escribo Dios, Justicia y Mundo,
y os pido caridad,
y os lo suplico."

La enésima ovación de la noche retumbó el Auditorio Nacional, cuyas poco menos de diez mil personas se hicieron uno solo en la gira del adiós de los escenarios del cantante, llamada “Rock hasta el final”.

La presencia del español en el escenario dejó atrás el retraso de 15 minutos que tuvo su presentación en el coloso de Reforma, para abrir su actuación con un combo que incluyó “Historias de carretera”, “Bienvenidos” y “Generación límite”.

Un monumental “¡Miguel Miguel!”, el primero de muchos por parte del público, calló al rockero durante casi un minuto antes de dar la bienvenida a sus seguidores.

“Estaba convencido y sabía que no me fallarían. No veo a muchos de los que estuvieron en la Plaza de Toros, porque eran muy jóvenes en aquel tiempo. Estoy feliz de estar en esta la ciudad que, según Carlos Fuentes, se hace infinita”, saludó antes de interpretar “En el ángulo muerto”, “Raquel es un burdel”.

“Son el mejor público del mundo. Vamos a echar más de blues que los veo con muchas ganas... No se me ha olvidado México, que la ciudad de México es fundamental desde que empecé mi carrera. Desde ese entonces han cambiado las cosas, hay muy buen rock pero siguen faltando lugares donde tocarlo. No creo mucho en eso, pero que Dios los bendiga”, recordó antes de cantar “El blues de la soledad” y “No estás sola”.

Un clásico para toda la vida

Otro espacio de interacción entre Miguel y sus seguidores se dio cuando recordó que vino a México a “aprender a tocar rock”.

“En esos años vine para aprender de los grandes del rock como Enrique Guzmán y los Teen tops, los Locos del Ritmo, que me ayudaron a quitarme un poco éste acento, cantar con energía y no escuchar tan extraño”

Sus seis músicos y su voz dieron forma a “El río”, su primer éxito en los años 60, que precedió a “Ruido de fondo” y un beso de agradecimiento al piso del auditorio llegó.

“Soy como soy”, “Niños eléctricos”, “El sonido de la ciudad”, “Nos siguen pegando abajo”, de Charlie García; “Sueño espacial (Año 2000)”, “Todo a pulmón”, “El blues del autobús”, “Santa Lucía”, “Sábado en la noche”, “Mueve tus caderas”, “Maneras de vivir” y “Bye bye Ríos” fueron parte del menú musical de Miguel, quien no dejó de mostrar que a sus casi 70 aún está entero.

El remate a una noche de blues, rock, recuerdos y reflexiones llegó con el “Himno a la alegría”, con un Ríos a plenitud, que se agachaba para tocar el piso en varias ocasiones y que con 50 años de rock a cuestas, potente voz y actitud de adolescente ratifican que el final de su carrera se debe a una dignidad artística que el propio Ríos resume: “mejor que me recuerden así, que cuando venga con un pañal y moviéndome lento, como otros muchos que conozco”.