27/4/11

AÚN ES MIÉRCOLES


….y cuando en la pizarra
pasa lista el profe de latín
lágrimas de desamor
ruedan por la página de un bloc
y en él escribe
¿quién me ha robado el mes de abril?
¿Cómo pudo sucederme a mí?
¿Pero quién me ha robado el mes de abril?
Lo guardaba en el cajón
donde guardo el corazón. (Joaquín Sabina)



Por Manuel González

Para N. F. Montesano Mora

Aún es miércoles cuando esta primavera llena de aristas
viste las vacaciones con memorias dispuestas y hubieras latentes y lejanos.
Me siento a salvo cuando en la distancia te sientas a mi lado en la mesa
y las alarmas nucleares suenan lejanas
como los aullidos de un lobo asustado
en este miércoles que agoniza.
Tiembla la luz de la explosiones sobre el Mediterráneo
y percibo con tristeza la zona cero de mi patria por doquier
mientras constato el por qué de su urgencia y de tanto fracaso.

Aún es miércoles cuando la memoria y la web me han traído a una linda chica
que tan pupila, dulce y adolescente salió del México humilde y llano;
ahora mientras tecleamos, mutuamente revivimos recuerdos lejanos…
“¿qué has hecho?”, “aquí haciendo una vida…”

Aún es miércoles para este cronopista de atar
que anheló besar sus labios y ahora bebe Romilar,
dextrometorfano hidrobromuro,
como si fuera el ron añejo de un pirata
para aplacar la angustia en la tormenta
que ruge en los océanos sin nombre.

Aún es miércoles cuando la pantalla virtual se convierte en diván
tan imprescindible como cuando mi mundo se detuvo
muchos años después al recordar su bella sonrisa;
no tengo fiebre…. y me pregunto cuántos muertos
dejará la felicidad que nace en mi mano
aún en mi frente.

Aún es miércoles cuando mis sueños giran despacio
como mis dedos sobre esa explicación que le debía
como la rama del jazmín en torno a la verja,
como la cena que baila en el microondas
mientras sobre la mesa dejo unos versos,
y suena el teléfono que detiene
los sueños, mis dedos y la cena.
Aún es miércoles, ya termina,
la cena espera y yo te escribo,
y el día se resiste a terminar
cuando, entre toses, el horizonte da cuenta de distancias perdidas
y el mundo, mi mundo, se sumerge
en su recuerdo dulce y sereno, brillante, inabarcable,
escucho mis idas y venidas,
y el miércoles florece en su ausencia.

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