Armando Bartra, sociólogo, expuso la misión de la juventud “indignada” y el estudiantado contemporáneo, cuyo frente más militante reúne a no pocos descendientes de la Generación "Y": “Nosotros los otros… tenemos la misión de mandar al carajo la dicotomía civilización-barbarie. Nos tocó la tarea de jubilar la confrontación excluyente entre ciudad y campo, cultura y naturaleza, hombre y bestia, vigilia y sueño, vida y muerte. No la de suprimir la tensión vivificante, sí la polaridad alienada”.
Las Universidades tienen que convertirse y son por razones de vida, por razones de sentido común en centros que producen pensamientos críticos, que producen rebeldía… El que se espante de la rebeldía juvenil, que se vaya a ver telenovelas, el que le tenga miedo a que alguien piense que el mundo debe cambiar que se quede escondido en un rincón. Es la fiesta de lo colectivo, la fiesta de lo social lo que le da sentido a nuestras vidas; la idea del individualismo, la del “yo solito”, la del “afilo los codos para darle al de al lado para poder subir” la de “no me comprometo “ es simplemente el renacer del idiota social…. (Pablo Ignacio Taibo II)

Hay voces de ciudadanos comunes que atisbados y a la vez desinformados por los medios de comunicación, ó mejor dicho medios de acondicionamientos de masas lanzan sus opiniones que tergiversan los hechos del país. Son parte de una propuesta de los depredadores y manipuladores sociales de imponer relatos maniqueos tendientes a despojar al sujeto de su memoria histórica, de despojar al intelectual de su derecho a pensar, de su derecho a manifestarse, autogestionarse y por ende proponer. Cualquier fenómeno de gestión social siempre es considerada como “manipulada” “populista”, etc. Manipulan la realidad según convenga a sus intereses o estados de ánimo. En este horizonte, dirigentes, estudiantes, o representantes de movimientos sociales caerán en el vilipendio, la denostación per se.
El mundo se presenta dualmente. El orden y el caos. La luz y la oscuridad. La economía de mercado y el estatismo comunista. La globalización y la autarquía. Paz y seguridad versus terrorismo e inseguridad. Se construye un lenguaje para atacar a las “hordas” antisistémicas y un itinerario cuya hoja de ruta es el aniquilamiento y la destrucción del diferente. Las armas utilizadas son el liberalismo doctrinal, el pensamiento conservador, la sociobiología, la desarticulación de la teoría, la pérdida de la centralidad política y el desánimo de la razón. Se presentan como un frente único para conquistar un nuevo edén. Sus imágenes son las buenaventuras del conservadurismo y sus megaproyectos. En su interior se consolida la mutación del ciudadano al idiota social. Es el proceso de atomización y pérdida de identidad colectiva. La sustitución de la memoria social por el deseo del autismo individualista. El retorno del Idión aristotélico. En tal lógica, los políticos adscritos a este orden tratan de producir el mayor número de idiotas sociales posibles. Buscan dar continuidad al proceso. Los pensadores de ocasión deben sentirse en un paraíso terrenal. En dicho mundo, las expectativas, los deseos, las esperanzas, los objetivos de cambio, y las depresiones se superan individualmente. El remedio es satisfacer la angustia por medio de la parálisis social y colectiva, para ellos la Hipoteca Social no existe, todos son iguales, los estudiantes deben “estudiar” y si se organizan “son manipulados”; ¿será que quienes hacen este tipo de critica tan subjetiva como alienada nunca pisaron un ágora universitario? Si les acosan en el trabajo, si les despiden, si hay violencia de género, si hay explotación de clase, si hay alienación social, entonces: ¡NO ACTÚE COLECTIVAMENTE! No proponga un proyecto alternativo de liberación, no critique el sistema. No aluda a los mecanismos de dominación. Solucione el problema por la vía individual. Presente una queja en la oficina del consumidor o vaya al centro comercial más próximo; no argumente ni critique porque si lo hace ¡LO TILDARÁN DE POPULISTA! Si tiene necesidades erótico-festivas piense en turismo sexual virtual o presencial (para promocionar el tráfico humano, negocio redondo de políticos gracias a la estupidez de quienes consumen pornografía). No exista como ciudadano perteneciente a una comunidad. No posea dignidad, ni memoria histórica, ni voluntad, sea un consumidor. En definitiva su mente y su cuerpo es todo un amasijo para el mercado.


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