21/3/12

¿CONDONADOS?




Por Manuel González

“Esta es la juventud del Papa”, “Esta es la ciudad del Papa”, “Yo amo al Papa”, repitieron los jóvenes del movimiento “Benedictus”. La visita del Papa Benedicto XVI ya está a la vuelta de la esquina y la emoción empieza a desbordarse. Quiero creer que esos jóvenes que “aman al Papa” no fueron víctimas de pederastia clerical, ni conocieron a Marcial Maciel, el elefante blanco bajo la alfombra, porque entonces no amarían tanto a uno de los encubridores de los abusos cometidos por tan singular personaje.

El cardenal Norberto Rivera Carrera, arzobispo Primado de México, dijo que el Papa viene a México en visita pastoral a reforzar la esperanza y a anunciar que los poderes del mal no prevalecerán, claro que esa esperanza no incluye a las víctimas de abusos sexuales de sacerdotes, con quienes no se reunirá, cosa rara considerando que en todos los lugares donde hay denuncias de pederastia contra sacerdotes y que ha visitado el Pontífice, se desarrolla un encuentro privado con las víctimas para pedirles perdón. Aunque a final de cuentas, lo mismo da que se reúna o no, dicen los que saben que en esas reuniones llora, pide perdón, pero no hace nada contra los sacerdotes que dañaron a los niños.

El caso Maciel puede convertirse en la piedrita en el zapato -qué digo “piedrita”, “piedrota”- en la visita papal. El sábado 24 de marzo, un día después de que llegue el señor Ratzinger, se presentará el libro La voluntad de no saber: Lo que sí se conocía sobre Maciel en los archivos secretos del Vaticano desde 1944, escrito por José Barba, Alberto Athié y Fernando M. González, en el cual se mostrarán documentos que hasta hace poco estaban resguardados en las entrañas del Vaticano y cuyo contenido pone de manifiesto la complicidad y la simulación de las autoridades eclesiásticas -entre ellas, Ratzinger, desde luego- que protegieron a Marcial Maciel y encubrieron sus patologías. Pero ¿cómo iban a hacer algo en contra de un favorito de Juan Pablo II -quien fungió como madre sobreprotectora de un niño bravucón, madre solapadora que es tan buena, pero tan buena, que se le beatificó de manera exprés-?

Como era de esperarse en un evento de esta naturaleza, la protesta de Anonymous y su #OpFariseo no se hizo esperar, ya hackeó sitios electrónicos de la iglesia católica mexicana, como la Arquidiócesis Primada de México, y expresaron:
La iglesia católica, el Papa y el Vaticano, son culpables de crimen contra la humanidad. Por haber abusado de cientos de menores sexualmente y por haber encubierto voluntariamente tales abominaciones…

Pero, ¡ey!, que eso no enturbie el magno evento, después de todo, hay mucho en juego, y no, no hablo de la “esperanza”, hablo de los millones que corren por la visital papal. El gobierno del estado de Guanajuato destinó 75 millones de pesos para la instalación de las plataformas para la misa multitudinaria, dos millones de pesos para apoyar la iluminación de la Catedral Metropolitana, la presidencia municipal de León gastará 3 millones pesos por la visita Papal -dos para acondicionar una zona de alojamiento y uno para personal de seguridad pública y limpieza-. Eso sin contar los 35 millones de pesos que le meterá el gobierno de Guanajuato a los operativos de salud, seguridad y protección civil. Y sabrá dios cuánto se van a gastar en todo lo demás, aunque, claro, hay muchas almas de buena voluntad que ponen de su parte para sentir que participan, aunque sea un poquito, como los artesanos de Jalisco que hicieron 31 muebles al estilo contemporáneo y barroco, ni modo que Su Santidad se siente en una silla plegable, ni dios lo quiera.

Se podrá pensar que eso es un derroche innesario de recurso públicos, pero no, estiman que la visitara dejará una derrama económica de entre 880 a mil millones de pesos. O sea que, bien visto, se trata más de una inversión para llevar un bonito show cómico mágico musical a la gente tan necesitada de esperanza y fe.

El nuncio apostólico en México, Christophe Pierre, confió en que la visita papal pueda ser una oportunidad para la sociedad mexicana, de encontrar un camino para que se termine la violencia, que sería algo así como el camino amarillo, nada más que en lugar de encontrar al Mago de Oz, se encontrará a Dios y nos podrá conducir a un país mejor… supongo.

Después de todo, Rivera Carrera ya dijo que Benedicto XVI viene a animar al pueblo de Dios a no poner los ojos en los poderosos de este mundo, sino a elevarlos a lo alto y fijarlos en Jesucristo, luz y salvación de todos, seguro que por eso se reunirán ahí la crema y nata económica y política del país, con semejante público, es obvio que no se quiera reunir con las víctimas de pederastia clerical, si él “no está dispuesto a juegos mediáticos estériles ni a supuestos perdones cargados de retórica”. Es probable que destine sus habilidades retóricas a cosas más importantes, quizá el futuro político de México o algo por el estilo.

Entre todas las notas que han salido sobre el tema, me llama la atención esa de que Javier Sicilia denunciará ante el Vaticano la violencia en México. A veces los intelectuales, cuando emprenden movimientos de esta naturaleza, se enfrascan tanto en las metáforas, como la comparación entre nuestro país y el “cuerpo adolorido y asesinado de Cristo”, que olvidan la parte práctica. Si el señor Ratzinger no hizo absolutamente nada en el caso Maciel, en el que, en última instancia hubiese podido hacer algo, ¿qué le hace pensar que podrá hacer algo por la violencia? ¿Le dará un sermón? ¿Reprenderá a los culpables? ¿Los excomulgará? ¿Qué?

Claro, esa emoción viral se basa en la fe y la esperanza, dos de las tres virtudes teologales -la otra es caridad, muy necesaria para costear la visita, ciertamente-, esas que pone dios en nuestras almas y que informan y vivifican todas las virtudes morales. Parece que el hecho de que venga Benedicto XVI activará un botón mágico para que su mensaje se enraíce y sea un elemento de transformación en la vida cristiana. El problema es que el mensaje será dado por alguien que encubre pederastas y, lo peor, no los castiga, ¿cómo puede tener “calidad moral” para “reforzar la esperanza y a anunciar que los poderes del mal no prevalecerán”? Si ya prevalecieron, si siguen prevaleciendo. Ojalá que las palabras de esperanza sean acompañadas por actos concretos que cambien la situación de abuso en esa institución… total, dicen que la esperanza es lo último que muere, ¿no?

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